Por:Edwin Calle
“Nunca podré pagarle a Piura”, fraseaba un diario local en su portada, tras la visita a la clausura de la exposición “La Libertad y la Vida” por Mario Vargas Llosa.
Aquel día más de un joven se llevó una experiencia realmente inolvidable, los asistentes a dicho evento pudieron guardar en sus recuerdos, la mas clara muestra de sencillez y cordialidad de un escritor universal que como el mismo confiesa, golpeando con firmeza el mueble desde donde da su discurso,-”Quiero confesarles que no me e muerto y que no pienso morirme todavía”- dando a si su inmensa gratitud por mostrar en vida parte de su trayectoria y de muchos de sus manuscritos, que el mismo prestó para ser mostrados a todos los que quisieran conocer detalles de sus obras.
Recorrió los ambientes de la pinacoteca del museo Vicús, se encontró con viejos amigos, poso para las fotos, platicó con alumnos, y nos confiesa que talvez vuelva a escribir otra historia de Piura.
Mario se despide de los asistentes con la misma nostalgia que un paisano deja su tierra, ahora es un hombre del mundo, un universal, un escritor que vuelve a los recuerdos de niño, para encontrarse con la Piura don Anselmo, aquel personaje de la casa verde novela con la que consiguió el premio Rómulo Gallegos, don Anselmo no esta, se fue tocando su arpa y con él, Vargas Llosa, acompañando aquel verde protituto del arenal en la mangacheria.